Estoy muy contenta। En cualquier debate que se precie en nuestro mundo occidentalizado, la menstruación es un sufrimiento, una enfermedad, una condena, algo imparable, impredecible, cansado y del que, estoy segura que todas nos hemos quejado y renegado en algún momento। Sin embargo, hoy de nuevo, tras tres años sin ella, ha vuelto a mi, y me siento por ello, de nuevo, Mujer, no madre, no amante, no femenina, sino Mujer con mayusculas. Es como si de alguna manera mi cuerpo volviese a ser mio y mis ciclos me recuerdan mis más intimas necesidades. Es el comienzo de un viaje hacia la conquista de mi misma, navegando en mi reflejo, en el espejo, donde podré volver a reconocerme, con mis virtudes, mis defectos, mis necesidades más intimas y mis deseos más personales. La biologia, la quimica de las hormonas, esta vez a mi disposición, unicamente obedeciendo al crecimiento de la Mujer madura en que me he convertido.
Asi que, ¿por qué no? Hoy estoy contenta, vuelvo a comulgar con la naturaleza y a transformarme en licantropa para acompañar a la luna y a las mareas en sus ciclos, como una cuenta atrás, que en algún momento volvera a detenerse, esta vez, para siempre.